Por: Yosley Carero Chávez
Los jóvenes y sus ídolos
Cuba cuenta con más de 1 millón 800 mil núcleos habitacionales, de acuerdo con los resultados del más reciente Censo…También se ha estimado que existe como promedio un televisor en cada casa del país…
La segunda encuesta nacional de prácticas culturales, rectorada por el Centro de Investigación Cultural Juan Marinello y la Oficina Nacional de Estadísticas confirmó que el consumo de tv, cine y radio es central en la vida de los cubanos.
Téngase en cuenta que el consumo audiovisual, supera incluso a la exposición voluntaria o involuntaria a la música. Claro, la gente va a la televisión también a buscar videoclips, telenovelas y películas fundamentalmente.
En una era audiovisual, donde los paradigmas de los jóvenes pasan por el cine y el video surge en ese contexto una pregunta: ¿Cuáles son los paradigmas que siguen HOY los jóvenes en Cuba? ¿De dónde vienen y quienes los construyen? ¿Las instituciones de la cultura, los medios de comunicación y el cine cómo contribuyen a crear paradigmas nacionales?
¿Qué puede hacer un joven en Cuba si quiere llevar rotulado en su pecho una imagen de Buena Fe, Yuliesky Gurriel ó X Alfonso? ¿Cómo se aprovechan los liderazgos juveniles para transmitir valores, marcar conductas o un modelo de vida distinto, diferente al que llega a través de los héroes de silicona, llegados a través del cable o la Antena?
Basta salir a la calle y hacer un ejercicio mínimo de observación. Párese en una esquina durante cinco minutos y fíjese en las imágenes o logotipos, que muestran los jóvenes en sus ropas o atuendos. Docce Gabanna, Adidas, Nike, Lacoste, fundamentalmente nombres de marcas extranjeras.
Ya se sabe que no todo lo que traen las tendencias internacionales es malo, ya se sabe que Leo Messi y el Barcelona pueden dar imagen de juego limpio, de espíritu de equipo. Sin embargo, viene al caso una pregunta: ¿Dónde están los héroes nacionales? Los espacios que no puedan ocupar las industrias culturales nacionales serán ocupados por otras foráneas.
La construcción del éxito
¿Es lo mismo fama y popularidad?… ¿Popularidad y talento? ¿Qué modelo de éxito artístico se vende a través de determinados espacios de los medios o de instituciones de la cultura? ¿Qué es ser un artista de éxito? ¿Qué define el éxito? ¿La cantidad de discos vendidos, cerrar un centro recreativo por capacidad, el regreso de una gira internacional con un dossier de notas de prensa mostradas por tv como confirmación de acogida internacional? ¿El hit parade de los programas de radio y televisión o el título de tu disco en un puesto de venta de discos quemados? ¿Se puede ser talentoso y desconocido? Se puede… ¿Se puede ser mediocre y muy conocido? Se puede. La imagen de un artista de éxito bien merece ser cuestionada en ocasiones, sobre todo en un contexto donde para una parte representativa de los jóvenes el modelo de éxito está en acaparar objetos, en lo material. También desde el arte se puede contribuir a un modelo de éxito más cubano, más nuestro.
La competencia
Cambió el escenario. La gente consume otras formas de cine y tv, para el entretenimiento y la información… El cine y la tv no solo necesitan un salto cualitativo sino ser más competitivas…Para que la tv y el cine sean más competitivos se necesita Recursos Humanos, Políticas Comunicacionales, Creatividad y Recursos…La tv y el cine también necesitan dinero, inversiones.
El gusto
Solo será posible ganar la pelea contra la banalidad, también construida y promovida desde Cuba, dotando a la gente de sentido crítico… Nadie podrá ni debe regular lo que un conductor de almendrón pone en su carro, ni la música que un cuentapropista pone en su restaurant, ni el enlatado que alguien decidió cargar en su memoria… La pregunta no solo es qué contenidos o valores promueven determinados temas musicales o piezas audiovisuales? La pregunta es esta: ¿Por qué muchos jóvenes de nivel medio, superior o trabajadores se identifican con estos temas?… Parte del reggaetón que se consume en el país, también sube La Colina Universitaria. La gente estará preparada solo si somos capaces de otorgarle herramientas para discernir entre lo valioso y lo no tan valioso, o para consumir con sentido crítico.
La defensa de lo nacional
En tiempos donde los pantalones a la cadera, al estilo Cantinflas, y los dientes de oro están de moda; en tiempos donde es usual la avalancha de banderas inglesas en la ropa de los muchachos y muchachas, es preciso reforzar lo nacional. La imagen Cuba, demanda de asumir acciones que potencien la producción de suvenires y reivindiquen prendas nacionales, como la guayabera. Para la cultura nacional, urge mayor y más eficaz promoción, porque en tiempos de globalización las culturas que no se promuevan están destinadas a desaparecer.
La diversidad en los medios
Necesitamos cine y televisión más diversos. En la pequeña y gran pantalla deben tener cabida más mujeres, más campesinos, más jóvenes, más negros y mestizos. Necesitamos una televisión y un cine donde quepa más Cuba, donde quepa más país.
La crítica
La crítica en el arte, como en otras esferas de la vida social no es competencia solo de los medios o los periodistas. El ejercicio de la crítica es responsabilidad compartida entre diferentes actores sociales. El Congreso de la UPEC, efectuado meses atrás en esta capital se pronunció ampliamente sobre el asunto.
El ejercicio responsable de la opinión depende de recursos humanos y políticas comunicacionales. Se necesita también de la concientización de funcionarios, directivos y creadores, también del entorno cultural, que entiendan que “criticar no es morder”.
Es imprescindible que se comprenda que cuando un periodista desarrolla un tema de opinión, es solamente eso: un tema de opinión. Quienes le exigen criterio a la prensa nacional no siempre reaccionan favorablemente ante la crítica.
El arte joven, los artistas y las etiquetas
Los cambios en el terreno cultural no se producirán por efecto de encantamiento o ilusión, no se producirán ajenos a necesarias transformaciones en la vida económica y social del país.
Nuevos talentos dejarán de ir a los espacios creativos de la tv y las instituciones de la cultura si no se encuentran estimulados a hacerlo, desde el punto de vista creativo, económico, o de cualquier otro modo que dignifique su condición de creador.
Las Casas del Joven Creador deben ser espacios de irradiación cultural, y no sitios donde los artistas se miren a sí mismos. El sentido de las Casas del Joven Creador está marcado por la vocación de servicio social y la contribución a la comunidad.
Ser jóvenes no nos hace necesariamente renovadores, o creativos. Ser joven no nos hace alternativos por naturaleza…Las etiquetas y los esnobismos caen por su propio peso, y lo que verdaderamente perdura es la obra. Nosotros somos parte del problema; y somos también parte de la solución.