ESTEBAN MORALES.
UNEAC.
Durante el primer trimestre del 2009, apenas comenzada la presidencia de su primer período de mandato, Barack Obama, ya había decidido su estrategia de política hacia Cuba. Esta última había sido delineada en su discurso de campaña en la ciudad de Miami. La clave ya histórica de la política no ha cambiado, “garrote y zanahoria “continuan siendo manejados como una tenaza de doble dirección, pero con un mismo propósito.
El tiempo nos ha dado la razón, Obama continúa de manera consecuente la estrategia entonces diseñada: la que llamamos “División del bloqueo en dos direcciones”. Consistente en lo siguiente:
1-Abrirse al contacto con la sociedad civil cubana. Utilizando como instrumento eliminar las restricciones impuestas por su antecesor George Bush, respecto a las remesas, los viajes, los paquetes, las facilidades de visado, eliminar el concepto de familia impuesto, ampliar los puertos de salida y entrada para los viajes hacia Cuba, utilizar los vuelos comerciales y facilitar al máximo los envíos de dinero. Utilizar la posibilidad de otorgar visados de viaje por 5 años.
2-Mantener el bloqueo, manejando ampliamente sus mecanismos punitivos, contra el gobierno, de manera especial, para continuar cerrando a Cuba las vías del intercambio económico con el dólar. Sancionando sin piedad a la banca que se atreve a facilitar a Cuba el movimiento financiero con el dólar.
3-Hacer funcionar los mecanismos de bloqueo, pero en doble dimensión; es decir, accionando con una dimensión aperturista hacia la sociedad civil, respecto a la cual el gobierno cubano no se pueda negar y con otra dimensión de presiones hacia el gobierno, en la que los mecanismo del bloqueo tratan de actuar lo más lejos posible del ciudadano común y lo más próximo posible a los mecanismos económicos y financieros del poder gubernamental. Tratando de cínicamente dar la impresión de que esos solo afectan al gobierno y no al ciudadano común, lo cual es imposible.
En realidad, las medidas con que se afecta al gobierno, también resultan negativas para el conjunto de la sociedad cubana, aunque estas actúen al parecer más alejadas de los intereses personales y a través de mediaciones que el ciudadano común tiende a no percibirlas de manera directa.
Hacer crecer al máximo el movimiento migratorio hacia Cuba y de esta hacia Estados Unidos, al mismo tiempo que promueve bajo control los viajes de los ciudadanos norteamericanos a Cuba. Se abren los cruceros y el Proyecto Semestre en el Mar, buscando los mayores contactos “Pueblo a Pueblo”, aunque más con las intenciones propagandísticas de un intercambio promotor de actitudes positivas hacia la política de Estados Unidos, que de una verdadera relación normal, transparente y amistosa
Ello, por supuesto, lleva implícito el riesgo, de que sea Cuba, como ha sido hasta ahora, la que mejor provecho saque de ese intercambio. Tal y como tuvo lugar, desde el principio, con la promoción de las relaciones académicas a partir de los años ochenta. Todo lo cual ha traído como resultado una creciente actitud antibloqueo dentro de la sociedad norteamericana, sobre todo del mundo académico norteamericano; un conocimiento creciente sobre Cuba, una creciente labor de solidaridad hacia Cuba y un incremento del interés por intercambiar con nuestro país.
Supuestamente el llamado Carril II, promovido por la Ley Torricelly, serviría para subvertir a Cuba y fueron el conocimiento y las opiniones sobre Cuba las que resultaron subvertidas en los Estados Unidos.
Habría sido una ventaja ahora para la subversión norteamericana, que sobre la realidad de Cuba se conociese tan poco como a principios de los años ochenta.
No son pocas las medidas agresivas que la política norteamericana ha tratado de desplegar contra Cuba que han terminado convirtiéndose en su contrario. Un ejemplo de ello es que si hoy Cuba conoce más el mundo, ello es el resultado de todo lo que la política norteamericana hizo para impedir los contactos internacionales a Cuba, particularmente con el propio Estados Unidos. Que siempre había funcionado como un paradigma casi único para la sociedad cubana.
Cuba hoy, además, se encuentra bajo el monitoreo continuo de todas sus actividades, internas y externas, por parte de los aparatos de inteligencia de Estados Unidos. Algo a lo cual Obama no va a renunciar. Lo cual significa que el “secretismo” no protege a nuestro país, sino todo lo contario, lo expone. Pues le niega la información al pueblo y se la facilita en exclusiva al enemigo. Un pueblo desinformado, que no debate a fondo los problemas que le afectan, es presa fácil de la dinámica ideológica que desata un intento de subversión interna.
Es decir, se trata con ello de crear el escenario propicio, para que el ciudadano común, sin mucha conciencia política, crea y sobredimensione que el gobierno norteamericano le beneficia; mientras le hace más difícil al gobierno cubano mantener la capacidad de actuar en beneficio de su propia población, al tiempo que esta última recibe el impacto de la distribución de dinero para la subversión. Esa distribución, junto a las remesas, actúa como un instrumento de solución de necesidades acuciantes para la población, que el estado cubano no está en condiciones de emular ni en cantidad ni en rapidez.
Todo ello entonces actúa en sistema, junto a un trabajo dirigido a que las mejorías recibidas sean identificadas con las acciones de la política norteamericana , mientras las estrecheces son vinculadas a las incapacidades del gobierno cubano. Buscando de ese modo el enfrentamiento interno gobierno-sociedad civil.
Sin embargo, al mismo tiempo, no es difícil percatarse de que Obama ha desatado un mecanismo de intercambio con la sociedad cubana, que no está en condiciones de controlar. Porque existen múltiples intereses de por medio; simpatías, amistad, familiaridades, curiosidad por Cuba, científica, cultural y política, económica, por parte del pueblo en los Estados Unidos, incluido los cubanos residentes, lo que no puede ser convertido en un mecanismo subversivo que opere contra Cuba. Si nosotros desde Cuba, e internacionalmente, sabemos actuar inteligentemente. Sin dogmatismos ni esquematismos, haciendo uso de todas las fuerzas potenciales, que existen en nuestra sociedad para oponernos a un proceso de subversión como el que se pretende. En tal sentido Cuba ya no es una sociedad subdesarrollada, posee cultura, capital humano, inteligencias suficientes.
Por lo que son las intenciones de subvertir a Cuba, las que quedan envueltas dentro de un proceso más amplio, que Obama no está en condicione de abarcar ni de orientarlo en la dirección de sus objetivos políticos contra Cuba. Razones por las cuales, puede que ese sea el mecanismo que termine liquidando el bloqueo. Tal y como ya dijimos en nuestros artículos sobre el asunto migratorio. Tal vez el bloqueo se vaya “en disolvencia lenta” como dicen los cineastas, por esa vía y no por medio de una decisión consciente del gobierno norteamericano por cambiar la política hacia Cuba. Sino que ello ocurra al margen de la voluntad política de Estados Unidos, e incluso de la propia voluntad política cubana. Los recursos para lograrlo están dentro de la sociedad cubana de hoy.
No obstante, la esencia de la estrategia no ha cambiado desde que Obama asumió la presidencia en el 2009. Ahora en el 2014, continúa desplegando ciertas maniobras de acercamiento, pero sin variar un ápice la estrategia. Lo cual, considero que obedece a las razones siguientes:
-Obama enfrenta hoy en su presidencia, una situación política y económica mucho más compleja que al comenzar su primer mandato; cuando parecía tener tiempo para atender a sus relaciones con América Latina y con Cuba. E hizo promesas de negociar, incluso con Irán.
-A Obama, los acontecimientos internacionales que parecía tener bajo control se le han complicado, dígase: Irak, Afganistán, Siria, Irán, Egipto, Israel, viéndose obligado a negociar en lo que antes creía poder decidir según sus aspiraciones.
-La movilidad internacional ganada por China y Rusia se le han convertido en un insuperable obstáculo, que afecta sus anteriores aspiraciones políticas.
-No avanza en la política con la que pretendía retomar el control sobre América Latina y el Caribe. Todo lo contrario, cada vez está más aislado de los acontecimientos que tienen lugar en la región.
-La popularidad interna de la presidencia es cada vez menor.
-La capacidad de influencia de Obama en el orden externo ha disminuido considerablemente. Al menos, ya no está en condiciones de imponerse ni de decir la última palabra.
-La capacidad de la nación para enfrentar los acontecimientos externos es cada vez menor. Sus crecientes problemas internos la limitan
-La situación económica del país no mejora de manera sensible.
– La popularidad del Congreso es más baja que nunca.
-El nivel de la pobreza y de concentración de la riqueza han aumentado como nunca antes. Afectando crecientemente a la clase media del país.
-La sociedad norteamericana esta más dividida que nunca antes.
-Se ha roto el consenso interno, por el imperio, existiendo una gran división en las elites políticas de poder, respecto a como el País debe enfrentar los problemas que está padeciendo. Una corriente, al parecer aun predominante, alienta un proceso de restauración de la hegemonía pérdida; la otra, parece ser partidaria de adaptarse a las condiciones actuales que le impone a Estados Unidos un mundo más multipolar, en el que el poder parece más compartido y que parece buscar la paz.
– Respecto a Cuba, Obama aun tiene asuntos pendientes. El caso de Alan Gross, su percepción de que la política hacia Cuba es muy vieja y debe ser reestructurada; la realidad de que dijo que conversaría con Cuba y hasta ahora solo lo ha hecho en asuntos muy puntuales. Las presiones de una política hacia Cuba que de todos modos no ha producido los resultados esperados por 11 administraciones. Le restan aun 3 años de mandato para decidirse.
Todas estas razones mencionadas, nos impulsan a considerar, que Obama, de manera inmediata, no está en condiciones de manejar los asuntos de la política hacia Cuba mas allá de lo que ya ha hecho. Manteniéndose políticamente dentro de un “compás de espera”. Por lo cual, al parecer, no será hacia el futuro inmediato, la dinámica propia de la política de Obama, la que imprima cambios sustanciales o no en la política hacia Cuba, sino la propia Cuba, que está siendo observada detenidamente por Estados Unidos, para apreciar si daría crecientes oportunidades o no para desplegar una operación de subversión con plena capacidad de éxito. Son ellos los que esperan esa oportunidad y es Cuba la que debe fortalecer su capacidad para no propiciarla en sentido negativo a sus intereses de supervivencia.
Considero que los discursos del presidente Raúl Castro en Santiago de Cuba, el 7 de julio pasado y el del vicepresidente Miguel Díaz Canel el 10 de enero del 2014, captan el momento político en que estamos y llaman muy bien la atención acerca de la necesidad de adoptar una serie de medidas internas, que eviten propiciar las acciones de subversión que está adoptando la política norteamericana. Situación en la que algunos grupos internos le hacen el juego a esa política.
Por nuestra parte, hemos alertado en varios artículos nuestros, sobre asuntos que internamente potencian la capacidad de una posible acción subversiva contra Cuba. Entre ellos:
-La insuficiencia que aun exhibe nuestra prensa radial, escrita y televisiva, para informar eficientemente a nuestra población, sirviendo de puente de comunicación e instrumento para promover el debate y las soluciones sobre los problemas más importantes que afectan al país.
-Un tratamiento erróneo de la dinámica interna entre disidencia y contrarrevolución, nos llevaría a confundir a los verdaderos enemigos, con aquellos que promueven la crítica para mejorar al país. La verdadera y legítima disidencia, como ya hemos dicho, es la masa revolucionaria que critica y busca la solución de los problemas para hacer avanzar al país.
-La todavía insuficiente utilización de las capacidades intelectuales y científicas de que disponemos para dar respuestas a los ataques contra Cuba y promover el debate de los problemas más acuciantes que afectan al país.
-La insuficiente capacidad y preparación que aun se presenta en muchos de nuestros cuadros para debatir con amplitud, democracia y poder de convencimiento hacia sus interlocutores.
-La insuficiente capacidad de debate, democracia y transparencia que aun exhiben algunas de nuestras organizaciones de base, incluyendo las del partido.
-Los resultados contradictorios de medidas que se adoptan, como las de la agricultura y su relación con los precios de los productos alimenticios; el absurdo precio de los carros; los excesivos trámites burocráticos y sus costos; las deficiencias e indisciplinas en el transporte público; asuntos que todos esperamos mejoren y lo que hacen es empeorar las condiciones de vida de la población.
La situación más grave y que mueve a preocupación, es que se trata de asuntos en los que la Direccion Política, en particular el Presidente Raúl Castro ha insistido mucho, pero sobre lo cual no se observa todavía una mejoría sensible y más bien puede sentirse cierta resistencia a las mejores soluciones. Por lo que es posible imaginar, de que puede haber entre nosotros, “topos”, es decir, gente que haciéndose pasar por revolucionarios, trabajan para crear contradicciones entre el pueblo y sus dirigentes.
Tratándose de problemas vitales, que deberán ser resueltos en breve tiempo, dotando a todos los ciudadanos de la capacidad, confianza y un nivel informativo, que les permitan afrontar cualquier tipo de labor de desinformación e intento de introducir la confusión y el descontento, más allá de las dificultades lógicas que aun estamos atravesando.
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