Los escritores y artistas cubanos, reaccionamos con sorpresa, estupor e indignación ante las imágenes de la recepción a los viajeros del crucero Adonia, a inicios de este mes de mayo, a su llegada a la terminal portuaria de La Habana. Muchachas en traje de baño que reproducen la enseña nacional y remedan con sus movimientos uno de nuestros ritmos tradicionales ofrecieron una visión deplorable a quienes por primera vez arriban a Cuba.
No debe tomarse en cuenta únicamente el contexto en que tuvo lugar el hecho: la apertura de un itinerario que se inscribe en el complejo proceso de normalización de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos.
Se trata de que ni la primera ni la última, ni cualquier impresión que transmitamos a los visitantes, vengan de donde vengan, puede distorsionar ni abaratar nuestra auténtica imagen.
La concertación de voluntades entre las autoridades del sector del turismo, las instituciones culturales y los escritores y artistas cubanos para la promoción de
nuestro país como destino turístico, ha registrado en los últimos tiempos apreciables avances y un diálogo constructivo.
Debemos continuar trabajando por destacar los perfiles patrimoniales, históricos y artísticos de nuestra cultura, y sobre todo, los valores esenciales de un pueblo digno, solidario, orgulloso de su identidad y portador de una vocación universal.
La cultura no es mera atracción, sino fundamento de una relación posible, necesaria y mutuamente enriquecedora entre los seres humanos.
La Habana, 9 de mayo de 2016
Desde hace años se observa una desvalorizacion por la bandera, el simbolo patrio mas importante, incluso en muchas ocasiones es puesta al reves, con la punta de la estrella hacia abajo lo que significa rendicion o sedición, asi le damos entrada a la estrategia de la administracion Obama, cuando él aseguró el 17.12.2014:
«…podemos hacer más para apoyar al pueblo cubano y promover nuestros valores a través del compromiso”.
Eso ismo diseñó el ex director de la CIA Allen Dulles contra la URSS, cuando en 1953 expuso:
«…Sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos y les obligaremos a creer en ellos».
Sino trabajamos fuerte entre todos la historia será bien triste.