EUGENIO SUÁREZ. Para el libro Batalla por la indemnización: LA SEGUNDA VICTORIA DE GIRÓN, realmente nos motivó profundizar en la investigación de esta parte de la historia el hecho de que dondequiera que íbamos a conversar sobre la victoria de Playa Girón y preguntábamos qué pasó con los mercenarios, muchos jóvenes solo abrían los ojos y los más sabihondos respondían “los cambiamos por compota”. Nos percatamos que casi todo el mundo cree todavía que los canjeamos por medicinas, por alimentos. Incluso, me han dicho que hasta en textos escolares se dice que fueron canjeados.
¡Y no hubo tal canje; fue una INDEMNIZACIÓN! Fue la primera vez en su historia que el gobierno de Estados Unidos tuvo que pagar una indemnización de guerra. Ellos pagaron por los daños materiales causados por la invasión de Playa Girón ¡Solo por los daños materiales!, porque como Fidel aclaró infinidad de veces: ¡Todo el dinero del tesoro de Estados Unidos no alcanzaría jamás para pagar los muertos que ocasionaron con esa acción!
Y hay otra cuestión también: miren, el tema de Playa Girón llegó hasta hoy, con lo que la prensa publicó sobre el acto de ayer, y ya mañana aquí no se habla más de Girón hasta el día 16 de abril del año que viene. Sin embargo, un día como hoy hace precisamente 55 años, Fidel dirigió personalmente la captura de los prisioneros. De eso se habla poco, pero el Comandante en Jefe dirigió personalmente, y comenzó la segunda etapa de la batalla de Girón que culminó con la segunda victoria de Girón.
Ya el día 21 de abril, a solo dos días de su derrota, los mercenarios empezaron a salir por la televisión. Fueron entrevistados por un panel de periodistas en el teatro de la CTC, y todos los días se entrevistaron hasta el día 25.
Sin embargo, mucha gente —que no se pronunció ni se interesó la agresión contra el pueblo cubano—, se empezó a preocupar por los mercenarios. Incluso el presidente Dorticós tuvo que responderle el día 24 de abril a José Mora Otero — Secretario General de la OEA—, por una carta que este le dirigió a Dorticós conminándolo a que en Cuba debíamos ser más humanos, respetarles la vida a los prisioneros, porque todo el mundo pensaba, que íbamos a llevar al paredón a todos los mercenarios.
Dorticós le dice al Secretario General de la OEA: “Chico, ¿por qué tú te preocupas tanto ahora por ellos, y no te preocupaste por el bombardeo del día 15 de abril, y después no te has preocupado por la invasión tampoco? ¿Ahora te preocupas por ellos?”
Y el día 23 de abril, Fidel hace una comparecencia en la televisión donde explica todo el acontecimiento en detalles apoyándose con mapas. El Comandante en Jefe explicó detalle por detalle la invasión, pero él no habló nada de qué se iba a hacer con los mercenarios.
Y el día 26 de abril —en lo que nosotros le hemos llamado “diálogo con los vencidos”—, Fidel se reúne en la Ciudad Deportiva con casi de 1 200 prisioneros.
Ahí, Fidel empieza a dialogar con los mercenarios, a responder a sus preguntas. Ahí se habló de Reforma Agraria, de Reforma Urbana, de política, ahí se habló de todo. También Fidel hizo preguntas a los prisioneros de guerra. Y aquí es donde Fidel empieza —y para mí fue uno de los momentos más difíciles de Fidel—a aclararle al pueblo cubano que a los mercenarios no se les debía aplicar la pena máxima. Es decir, ¡no se podían llevar al paredón! Como exigía una buena parte de nuestro pueblo agredido y enlutado por la criminal invasión.
Ese diálogo con los mercenarios fue en vivo por la televisión y por la radio, y después se publicó en la revista Bohemia y en el periódico Revolución. Quiero destacar que hay un momento, casi al final, en el cual Fidel le dice a los prisioneros: “Nosotros no creemos que sea correcta la aplicación de una sentencia masiva de pena de muerte; nosotros creemos que eso empequeñecería nuestra victoria, nosotros creemos que eso solo serviría para que los enemigos de la Revolución se valiesen también de esa circunstancia. Nuestro pueblo no es un pueblo vengativo, ni es un pueblo que albergue odio.”
Y dice: “Hemos invertido nuestra energía y hemos invertido nuestro tiempo aquí con ustedes en discutir; nosotros podemos venir aquí a discutir con ustedes porque nosotros estamos muy conscientes de lo que defendemos; no pretendemos convencerlos a ustedes con esta reunión.” Y es cierto, el problema no era solo convencerlos a ellos con esa reunión, pues como Fidel dijo: “Sí importaba que el pueblo viera y el pueblo analizara.” O sea, que el pueblo viera sus planteamientos, para ir ya convenciendo al pueblo de que era imposible, no se podía fusilar a esa gente, ¡no se podía fusilar! Y después, muchas veces repitió que no se podía aplicar masivamente la pena máxima.
Y, en el acto del Primero de Mayo de 1961, vuelve de nuevo a la carga. Dice: “Nosotros con toda franqueza expresamos que, a nuestra opinión, no debemos empequeñecer nuestra victoria…” Y vuelve a repetir lo mismo. Incluso, en entrevista años después, Fidel refiere que cuando el pueblo tiene un criterio diferente a la dirección de la Revolución, se debe convencer a ese pueblo, ¿no?, sabiendo que la dirección de la Revolución tiene realmente la razón.
Y el día 17 de mayo de 1961 es cuando comienza verdaderamente esta batalla por la indemnización que consideramos la segunda victoria de Girón. En una reunión con los pequeños agricultores el 17 de mayo —Día del Campesino—, les pregunta: “¿Qué vamos a hacer con los mercenarios?” Y un campesino dice: “Que trabajen.” Y Fidel dice: “Sí, está bien, para un obrero, para un campesino, el trabajo no es una sanción; pero para estos gusanos, para esta gente que nunca en su vida han trabajado, es una sanción.” Y sigue: “Y está bueno ya de contrarrevolucionarios y de mercenarios en la cárcel comiendo tranquilos. Si el imperialismo no quiere que sus gusanos trabajen, que los cambien por tractores y maquinaria agrícola.” Y aquí es cuando le plantea públicamente al Presidente de Estados Unidos que por 500 buldóceres gobierno revolucionario liberará a los mercenarios y se los enviará para allá.
Eso fue el 17 de mayo de 1961. Eso cayó como una bomba en Estados Unidos. Y el 18, en Estados Unidos comienza el gran revuelo y el Departamento de Estado declara que ellos estaban pensando en esa propuesta, en esa iniciativa de Fidel. Alguien dijo que ellos estaban pensando en enviar aquí a una delegación de la Cruz Roja. Y Fidel dice: “No, yo voy a mandar…” ¿Cómo dice?
ACELA CANER. … “Una comisión de propios”.
EUGENIO SUÁREZ. Una comisión de propios.
ACELA CANER. Esa expresión a mí me gusta mucho. Yo siempre recuerdo que mi abuela utilizaba mucho esa expresión: una comisión de propios. ¿Quiénes eran los propios? Los mercenarios, que eran los más interesados. Nadie iba a actuar por ellos. Tenían que ser ellos, los propios mercenarios, quienes defendieran la indemnización, que significaba su propia libertad.
EUGENIO SUÁREZ. Claro, y el día 20 ya están saliendo diez mercenarios. ¿Pero quiénes seleccionaron a los mercenarios? Los propios prisioneros, por unidades. Eran 7 batallones, un mercenario por batallón, y por la compañía de jefatura de la Brigada, tres.
ACELA CANER. Fidel nada más que sugirió uno.
EUGENIO SUÁREZ. Que era el que venía de corresponsal de guerra en la invasión, Sergio Carbó.
ACELA CANER. Sergio Carbó Yanes, insisto en el segundo apellido para diferenciarlo del héroe. Este Sergio era periodista, corresponsal de guerra, hijo del director de Prensa Libre y él también era subdirector de Prensa Libre. Y entonces vino en la invasión como corresponsal.
Fidel lo sugirió. Pero incluso, en el libro nosotros recogemos cómo fue la selección y de las asambleas que se hicieron, donde libremente los prisioneros escogieron a la gente que los representaría. Aclaramos que en la reunión hubo un momento en que Sergio Carbó dijo: “A mí me han propuesto, pero yo voy si ustedes están de acuerdo.” O sea, aun esa proposición, que fue una proposición de Fidel, fue llevada a consideración y aceptada por los prisioneros. Nadie que no fue aceptado por ellos fue a esa comisión.
EUGENIO SUÁREZ. Esta iniciativa del Comandante se conoce muy poco. Fidel mandó diez mercenarios, diez prisioneros a Estados Unidos para que ellos, los interesados, lucharan por la indemnización, lucharan por la libertad de todos los prisioneros. Y fueron dos veces, no fueron una sola vez, y regresaron los diez. Bueno, para ser más preciso los diez regresaron la primera vez y la segunda regresaron nueve porque uno se quedó por allá. Y ahí… Bueno, sigue tú.
ACELA CANER. ¿Qué sucede? Que realmente resulta apasionante cuando uno ve la forma en que se seleccionan esos prisioneros por ellos mismos, y parten el día 20 para Estados Unidos. Es decir, Fidel plantea lo de la indemnización el 17 de abril por la tarde; el 18 es que empieza a sonar la noticia en Estados Unidos y el Departamento de Estado a hablar, y Fidel hace la aclaración en un acto que había en la CTC donde le daban un homenaje por haber recibido el Premio Lenin de la Paz. Ese discurso de Fidel del 18 de mayo de 1961 —que lo pueden buscar ustedes en Internet—, realmente es una joya. Ahí, él plantea cómo será ese proceso, cómo considera él que debe ser esa indemnización, a partir de 500 buldóceres, que van a ser empleados para la agricultura y también para la construcción de carreteras. Dice las características de los buldóceres, e insiste en que es una indemnización, porque la palabra cambio él nada más que la mencionó la primera vez que habló con los campesinos, cuando dijo: “Podemos cambiarlos por buldóceres”. Esa fue la única vez, pues todo el tiempo Fidel mantuvo que la concepción era que pagaran una indemnización material, que no era cambio. En ese discurso del día 18 de mayo, él insistió en que el cambio no era posible, porque ellos debían pagar una indemnización de guerra por daños materiales porque todo el tesoro de los Estados Unidos no sería suficiente para pagar los muertos que nosotros tuvimos en Girón. ¡Esa deuda la tendrán ellos toda la vida con nuestro pueblo!
Entonces, el día 19 de mayo de 1961, los prisioneros se reúnen y democráticamente hacen la selección de quienes consideraron podrían representarlos. Y ya el día 20 de mayo, a las once de la mañana, esa comisión de diez prisioneros estaba montada en un avión que los llevaba para Estados Unidos.
Paradójicamente, mientras que aquí en Cuba los mercenarios a partir del 21 de abril —es decir apenas dos días después de su derrota—, comparecieron ante las cámaras de la televisión y en vivo explicaron libremente a los periodistas por qué habían venido en la invasión. Mientras tanto, en Estados Unidos cuando ellos llegaron los aislaron, los encerraron. Entonces no querían que la prensa tuviera relación con ellos, no querían que hicieran declaraciones “por problemas de seguridad”. Para la delegación de prisioneros era una situación difícil, muy distinta era la libertad de expresión que Cuba les dio, a la que le dieron en Estados Unidos.
Y Kennedy —pudiéramos hasta decir “el pobre Kennedy”— estaba en un callejón sin salida. Digo que Kennedy tenía una situación muy difícil, porque él no podía aceptar completamente el planteamiento, la propuesta que hacía Fidel; aceptarla era un problema; pero, rechazarla era otro mayor. Cualquier cosa que él hiciera, cualquier cosa, era mala. Es entonces que le susurran al oído una solución intermedia, le proponen crear un patronato privado que contribuyera a facilitar esa indemnización. Ese patronato, en el que estarían representados demócratas y republicanos, primero lo llamaron Comité de los Tractores y después Comité Roosevelt. La historia lo reconoce con ese último nombre, porque lo presidía Eleonora Roosevelt, la viuda del ex presidente norteamericano, que era demócrata. En ese Comité estaba Milton Eisenhower, hermano del ex presidente norteamericano, que era republicano, y también estaba Walter Reuter.
Ese Walter Reuter que se incorporó al Comité, era una especie de dirigente sindical al estilo mujalista, que controlaba los sindicatos de Transporte, de Producción de Maquinarias. Además también estaba Joseph Dodge, el tesorero.
El Comité Roosevelt no surgió solamente porque sus miembros estaban interesados en ayudar a Kennedy. Hubo otra cosa. La cuestión es que, según Fidel planteó lo del pago de la indemnización, los primeros en correr a ver a Kennedy para que aceptara la proposición de Fidel fueron los dirigentes aquel “Gobierno Provisional” que llegaría a Cuba 72 horas después de que los invasores ocuparan la cabeza de playa la ciénaga de Zapata. ¿Por qué? Porque el hijo de Miró Cardona, el hijo de Andreu y el hijo de Tony Varona habían venido en la invasión, y ellos querían liberar a sus hijos.
Pero Fidel advirtió claramente que no se iba a hacer ningún trato con un comité encabezado por quienes formaron parte del Gobierno Provisional. ¡Con esa gente nosotros no haremos ningún trato!, afirmó Fidel.
Con quienes teníamos que discutir era con el gobierno de Estados Unidos, y es por eso que Comité Roosevelt se creó. El gobierno de Cuba aceptó que la comisión de los diez los prisioneros se reunieran con ellos. Desde el principio se aclaró bien que era una indemnización, y comenzaron las conversaciones. Pero unido a esto —la manipulación es muy grande; nosotros una de las cosas que tenemos siempre que cuidar es cómo se dicen las cosas y cómo las manipula el enemigo—, ahí mismo empezó el Departamento de Estado a decir: “Mira qué cínico Fidel, plantear que va a cambiar hombres por maquinarias, hombres por tractores. ¡Eso es lo más cínico que se ha dicho en el mundo!” ¡Señores, decirle a Fidel cínico! ¡Inaudito!
Pero la respuesta de Fidel —ustedes la pueden encontrar en los documentos, algunos los tenemos aquí y otros podemos decirles cómo tener acceso a ellos— fue: “No, cínicos son ustedes; nosotros planteamos indemnización, ya les habíamos aclarado que no era posible que fuera de otra manera; pero, si se habla de cambio, nosotros sí estamos dispuestos a un cambio, nosotros estamos dispuestos a cambiar, pero el cambio no es por maquinarias, el cambio es hombre por hombre. Eso sí es un cambio. Nosotros estamos dispuestos a esos 1 200 mercenarios que están prisioneros devolvérselos, a partir de que nosotros recibamos a 1 200 prisioneros políticos.”
Incluso, mencionó nombres porque Fidel dijo que a Alfredo San Román —quien era el jefe de la Brigada—, estábamos dispuestos a cambiarlo por Albizu Campos, el patriota portorriqueño que llevaba tantos años en cárceles norteamericanas, tan enfermo Albizu Campos; a Erneido Oliva, el segundo jefe de la Brigada, se pensaba cambiar por Henry Winston, el secretario general del Partido de los comunistas norteamericano. Winston se encontraba encarcelado hacía muchos años; entró muy joven a prisión y enfermó, no se cuidó, perdió la vista, tenía una situación humana tremenda, y aquel hombre estaba encarcelado. Y a Manuel Artime, quien era el representante de ese Gobierno Provisional y miembro de la CIA, a ese desde el principio Fidel siempre dijo no entraba en esa indemnización, que a Artime lo íbamos a cambiar por Francisco Molina, un cubano que estaba preso en Estados Unidos, condenado a 20 años de prisión, acusado injustamente de la muerte de una niña venezolana. Esa es una historia muy interesante porque, en aquella época, el caso de Molina fue como para nosotros el caso de los Cinco. Si uno revisa toda la documentación de la época, el caso de Molina se parece al caso de los Cinco.
Y entonces sí estábamos dispuestos al cambio. Y se habló de cambiar otros hombres que eran presos políticos en Estados Unidos; que estaban presos en las cárceles de España, aquí recuerdo que entre ellos estaba el nombre del poeta Marcos Ana, quien estuvo muchos años preso, y Fidel lo incluyó entre la gente que se cambiarían; presos en Guatemala, presos en El Salvador, presos en Nicaragua, dondequiera que hubiese presos políticos estábamos dispuestos a cambiárselos.
De esto realmente nunca quisieron hablar y mira que Fidel muchas veces dijo: “Estoy dispuesto al canje de los mercenarios prisioneros por prisioneros políticos”. Siempre se mantuvo la proposición de cambiar mercenarios por prisioneros políticos, no obstante, al Comité Roosevelt esa proposición jamás les interesó. Nunca hubo una mención a este canje, para ellos solo era el problema de los tractores.
En el Comité Roosevelt se fueron dando largas, siguieron manipulando, porque realmente lo que ellos querían era hacer más largo el proceso y no liberar a nadie. Hablaban de que los buldóceres podían ser utilizados para la guerra. Señores, ¿buldóceres para la guerra? Quien sabe lo que es un buldócer no puede pensar que es para la guerra ¿Y en un país que tenía armas nucleares?
Señores, ¿cómo van a decir los gringos que para ellos esos buldóceres eran un peligro de seguridad nacional? Pero aun así, de todas maneras, ¡de todas maneras!, dentro de aquellas conversaciones con el Comité Roosevelt, se aceptó su proposición de que una comisión de técnicos norteamericanos visitara Cuba para que valorara. Si no podían pagar la indemnización con buldóceres, tal vez pudieran pagarla con tractores más pequeños. Y se autorizó la presencia de esa comisión de técnicos, que llegaron a Cuba en junio, el 13 de junio de 1961.
Ellos vinieron acompañados de un grupo de periodistas norteamericanos, muy buenos, que hicieron unos reportajes muy interesantes. Me gustaría que ustedes leyeran sobre esto, al menos la entrevista que le hicieron a la Comisión de Prisioneros pues aquí el tiempo es muy poco para que nosotros podamos hablarles de todas cosas interesantes relacionadas con el tema que hoy nos ocupa.
Cuando los técnicos enviados por el Comité Roosevelt regresaron, plantearon su opinión del tipo tractores que se necesitaban en Cuba para la agricultura y el Comité propuso entregarnos 500 tractores chiquiticos. Entonces el gobierno de Cuba aclaró: “No. Nosotros no estamos en disposición de que ese sea el pago”. Porque claro, los 500 buldóceres valían unos 28 millones de dólares, y ellos planteaban entregar 500 tractores pequeños, que en conjunto no costaban ni 5 millones de dólares. Los tractores podían ser más pequeños, pero su número debía ser mayor, equivalente al precio de los 500 buldóceres que se habían pedido desde el principio. Por lo tanto, ¡Se les dijo que no!
Ahí mismo la Comisión Roosevelt intentó tergiversarlo todo. Decían que el problema era que Fidel y el gobierno revolucionario habían rechazado el ofrecimiento “humanitario” que había hecho Estados Unidos y que no se quería aceptar porque aquí habíamos mentido, porque en realidad Cuba no quería liberar a los prisioneros. Y ya pueden imaginarlo: el Comandante se indignó ante tanta infamia y dijo que eso no se aceptaba, que el Comité Roosevelt estaba mintiendo.
Porque, además, el Comité Roosevelt también decía que Cuba no les había entregado las listas de los prisioneros y las listas se entregaron desde el primer día. Se entregaron desde el principio. Hubo un grupo de prisioneros que no estaban en lista porque tenían que ser juzgados por sus crímenes. Algunos de los cuales tenían crímenes tremendos, personas como el chino King, que era un connotado asesino. Esa gente no entraba en el cambio. Otros, no eran invasores, sino 17 personas capturadas que habían sido enroladas por los mercenarios a la fuerza, así que no había razón para devolverlas a Estados Unidos. En total, de los 1214 prisioneros iniciales, la cifra se redujo a 1 197 y esa era la lista que tenía el Comité Roosevelt. Completa. Con nombres y apellidos. Desde el principio. Y esa gente tuvo la desvergüenza de plantear que nosotros estábamos mintiendo.
Todo fue tan irrespetuoso que se rompieron las relaciones con el Comité Roosevelt.
Cuando se rompió la relación con el Comité Roosevelt, el Comandante en Jefe autorizó a que la delegación de diez prisioneros, esa misma delegación, regrese a Estados Unidos para gestionar su liberación y la del resto de los prisioneros. Y entonces ellos vuelven, pero, además, ellos vuelven y hay que ver, algunas de las cosas que a ellos les plantearon porque, claro, esa delegación de prisioneros estaba defendiendo la posibilidad de salir libres y descubren que han sido abandonados y comprueban que los han embarcado nuevamente.
En ese momento hay un grupo de familiares de prisioneros que comienzan a plantear que ellos están interesados en asumir las negociaciones para el pago de la indemnización y forman un Comité de Familiares.
Ya sabemos que ni Tony Varona, ni Miró Cardona, ni Andreu podían ser parte de un comité de familiares. Con ellos el Gobierno Revolucionario no iba a negociar. Hasta Julio Lobo quería ser parte de un comité de familiares, y Pepín Bosch, el de la Bacardí, que no tenían familiares, pero querían estar en ese comité de familiares, porque además era una de la gente más rica de este país. Pero esa gente no debía participar, al menos directamente.
El Comité de Familiares se creó con Álvaro Sánchez presidiéndolo y ese nuevo comité comenzó a conversar con la delegación de diez prisioneros. Pero aquel proceso fue tan lento, tan demorado, que los prisioneros estuvieron casi dos meses en Estados Unidos, y regresaron sin nada firme.
EUGENIO SUÁREZ. Hay un momento, el 30 de junio de 1961, la comisión de prisioneros se reúne con John Hooker, quien era secretario ejecutivo del disuelto Comité Roosevelt y amigo personal del presidente Kennedy, y este les comunicó que el Comité de Tractores por la Libertad, ya estaba disuelto, y agregó ellos no darían ni 28 millones ni 28 dólares para contribuir a la liberación de los prisioneros. Así fue, ese individuo, John Hooker se reúne con ellos y les dice: “Tengo hoy el triste deber de informarles que se pueden ir para Cuba, que el Comité Roosevelt no va a hacer nada por ustedes.”
Entonces es cuando ellos realmente regresan.
ACELA CANER. No. Antes de regresar la comisión de los diez prisioneros de reúne con el Comité de Familiares. Pero los prisioneros deciden regresar porque no funcionaba adecuadamente ese nuevo Comité para el pago de la indemnización.
Y el tiempo va pasando. Y ya el 20 de marzo de 1962 sale una disposición del MINFAR convocando al juicio para los prisioneros de la invasión. Y en ese momento el Comité de Familiares reacciona y comienzan a gritar que ya ellos tenían parte del dinero y que el gobierno Revolucionario debía suspender el juicio anunciado porque ellos iban a pagar la indemnización. Y hay toda una serie de cartas también muy interesantes, pidiendo que sea suspendido el juicio. Fidel contesta que no es posible porque ya el tiempo que estaba destinado para eso se perdió, que incluso el país no necesitaba lo que había pedido como indemnización. Así que el juicio se iba a celebrar. Aunque, de todas maneras, en el juicio se tendría en cuenta la posibilidad de que hubiese un pago por indemnización.
EUGENIO SUÁREZ. Espérate un momentico porque hay una cosa muy curiosa: el 2 de enero —y vimos la fuente— Guatemala le hace una reclamación a Estados Unidos para que le entregara a Belice. Porque ese había sido el contrato: Guatemala se involucraba en la preparación de los mercenarios, pero después tenían que entregar Belice a Guatemala, y no se había hecho. Entonces la respuesta del vocero de Estados Unidos fue: no hay ningún papel que esté firmado que plantee ese contrato oficialmente.
ACELA CANER. Entonces, ya les digo, el juicio se celebró en el Castillo del Príncipe a partir del 29 de marzo de 1962. Bueno, las conclusiones se dieron el día 7 de abril. Y en este juicio, en que fueron juzgados todos esos prisioneros, a mí me resulta muy interesante, por cuanto se hacen toda una serie de declaraciones importantísimas, como las cartas de San Román, el jefe de la Brigada, que se leyeron; las declaraciones que hizo Sergio Carbó, donde reconoció el trato justo que se les había dado, el trato humano que se les había dado a los prisioneros, a pesar de que ellos habían venido por una potencia extranjera que, además, los había abandonado en ese momento y no había pagado la indemnización. Realmente leerse las declaraciones de los mercenarios en el juicio resulta muy esclarecedor.
Las sentencias se dieron en correspondencia con el nivel de responsabilidad de los implicados. Las sentencias respondieron al nivel en que están involucrados; por ejemplo, los cabecillas: José Alfredo San Román, Erneido Oliva y Manuel Artime Buesa, fueron condenados a 30 años de prisión que podía ser conmutada si, como parte de la indemnización, se pagaba 500 mil dólares por cada uno de ellos.
Así entonces están distribuidos. Hay un grupo que sale que tienen sanciones que pueden pagar…
EUGENIO SUÁREZ. 223 debían pagar 6 mil; 585 debían pagar 50 mil y 370 debían pagar 25 mil.
ACELA CANER. Además, se les dijo: “no es que vengan y cada uno pague por su familiar” algo así como yo te pago el mío y los otros se quedan. Las salidas van a ser — cuando empiecen a hacerse—, si es a pagar poco a poco, se liberarán primero los que menos involucrados están, de los que menos tienen, a los más importantes.
De todas maneras, como vino el Comité de Familiares, hizo una coordinación, cuando ellos vinieron a hacer esa coordinación que iban a pagar esa indemnización, se permitió que salieran 60 prisioneros que habían estado enfermos o que habían sido heridos. Y salieron. Ya desde esa época, desde abril, como un acto de buena voluntad del gobierno cubano, parten para Estados Unidos los primeros 60 prisioneros.
EUGENIO SUÁREZ. En abril, el 14 de abril del 62.
ACELA CANER. Sí, el 7 de abril se terminó el juicio y el 14 de abril salieron ellos. La Comisión de Familiares comienza su arduo trabajo. Pero realmente era muy complejo para ellos el poder negociar una indemnización de esa magnitud. Con el gobierno cubano acordaron pagar la indemnización una parte en dinero, en efectivo, y otra parte pagarla con los productos que Cuba solicitara, porque como sabemos el gobierno estadounidense había denegado la posibilidad del pago de la indemnización con buldóceres.
En dinero efectivo se recibieron poco más de dos millones de pesos. Eugenio, diles en qué se empleó ese dinero, porque siempre es bueno que la gente sepa.
EUGENIO SUÁREZ. Se emplearon en el desarrollo del CAN, de la Genética Avícola, por lo que Fidel, hablando años después —en enero de 1965—, dijo: “Se me olvidaba decir una cosa: que todos los centros de pie de cría y todas las incubadoras y todas las instalaciones que hicieron posible el desarrollo de este plan se adquirieron con parte del dinero que pagaron como indemnización los mercenarios de Playa Girón. Así es que recuerden: a partir de mañana, cada vez que frían un huevo o lo pasen por agua, recuerden que los imperialistas nos ayudaron a desarrollar ese plan con la indemnización que nos pagaron por sus mercenarios.”
ACELA CANER. Todavía eso es válido para nosotros: cada vez que nosotros comamos un huevo recuerden que eso ayudó al desarrollo avícola, y si el huevo fue el salvador en una etapa importante de nosotros, eso se lo debemos en cierta medida a que logramos el pago de esa indemnización.
Entonces, ¿qué sucede? Como era tan complejo, que el Comité de Familiares pudiese encargarse de buscar los recursos financieros, comprar los productos y enviarlos a Cuba, se dirigió a una persona con experiencia como negociador quien realmente resultó crucial para viabilizar las negociaciones y el pago de la indemnización. Era James Donovan, un conocido abogado neoyorkino. Pero, ¿Quién era James Donovan?
ELIER RAMÍREZ. Tienen que mencionar la película para que los jóvenes lo sepan.
ACELA CANER. Sí. Recientemente Steven Spielberg filmó El Puente de los Espías, una película inspirada en un pasaje de la vida de James Donovan. Ese filme se estrenó en el 2015. Muy interesante. Tom Hanks es quien hace el papel de Donovan. Incluso, el filme ha estado propuesto para varios premios Óscar. Tienen que verlo. El filme deja aclarada porte de la pregunta que hice: ¿Quién era Donovan? Pues bien aquí se puede ver que Donovan era un abogado que ganó gran reconocimiento porque fue mediador entre Estados Unidos y la URSS y logró el canje del coronel ruso Rudolf Abel por los espías norteamericanos Frederick Prior y Gary Powers, este último piloto de U-2 que fuera derribado el 1 de mayo de 1960 cuando sobrevolaba territorio soviético.
Entonces, James Donovan era una persona que realmente había demostrado excelentes condiciones como mediador y fue Pablo Pérez Cisneros —hijo de Berta Barreto de las Heras, la coordinadora del Comité de Familiares en Cuba—, quien a nombre del Comité se apareció en su bufete de Brooklyn, habló con él y James Donovan aceptó.
Años después —porque las cosas se van sabiendo no en ese momento sino años después— se conoció que anterior a ello, Robert Kennedy había pedido ayuda a James Donovan, y hay documentos sobre el trabajo de mediación que hizo también Robert Kennedy. Pero, más reciente aún —cuando se inició al restablecimiento de relaciones diplomáticas Estados Unidos-Cuba—, el hijo de Robert Kennedy, quien se llama igual que su padre, publicó a principios del año pasado unos artículos que ustedes pueden buscar en Internet; en uno de esos artículos dice: “Mi tío, John F. Kennedy, y mi padre, Robert F. Kennedy, fueron juntos a ver a James Donovan”.
Fidel recibió a James Donovan —él vino once veces a Cuba—, podemos decir que él logró establecer una relación de entendimiento con el Comandante en Jefe a partir de la cual comenzó a fluir todo el proceso de organizar y hacer efectivo el pago de la indemnización.
Pero además de eso, y eso sí es bueno saberlo, aunque no me voy a detener mucho porque Eugenio siempre me dice que yo me detengo mucho en James Donovan, y pienso que todos tenemos que buscar mucho sobre James Donovan porque resulta muy interesante, sobre todo en estos momentos que estamos viviendo el restablecimiento de relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Cuba, porque la persona a partir de la cual se inicia todo este proceso, la persona que empieza a mediar entre Fidel y Kennedy es James Donovan.
Y Elier tiene recogido en su libro la transcripción de una de esas grabaciones que la CIA le hiciera a James Donovan —porque este hombre aunque no era de la CIA, cuando llegaba de Cuba, la CIA lo entrevistaba y lo grababa—. Es esa transcripción en la que Donovan habla de que hay un acercamiento para mejorar e incluso restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Donovan cuenta que cuando habló con Fidel sobre ese acercamiento, este le preguntó que cómo sería eso, y él le dijo: “Comandante, ¿usted sabe que es un puerco espín?” A lo cual Fidel respondió que sí. ¡Claro que él sabía qué era un puerco espín! Y Donovan volvió a preguntarle: “Comandante ¿Y sabe usted cómo hacen el amor los puercos espines?” a lo que Fidel respondió: “¡No! ¿Cómo?” Entonces Donovan le contestó: “¡Con mucho cuidado, Comandante. Con mucho cuidado!”
Oigan, eso es válido. Nosotros estamos restableciendo relaciones con Estados Unidos. Es todo un proceso. Pero ¿cómo lo vamos a hacer? Pues, como hacen el amor los puercos espines: ¡con mucho cuidado!
Entonces, fue realmente Donovan quien por la parte norteamericana logró organizar eficientemente todos los mecanismos para que Estados Unidos pagara la indemnización material al gobierno y al pueblo de Cuba. Después, Donovan continuó viniendo a Cuba, pero como son cosas que no tienen que ver directamente con el pago de la indemnización no vamos a comentarlas. Nosotros estamos centrados en el pago de la indemnización de guerra que hizo Estados Unidos a Cuba.
Aunque las conversaciones por la indemnización avanzaron rápidamente, hubo un momento en que quedaron interrumpidas porque se produjo la Crisis de Octubre. El proceso para el pago de la indemnización se detuvo en esa época, no se logró hacer por la crisis. Las conversaciones volvieron a reanudarse en noviembre del 1962. Así, el 21 de diciembre, se firma el documento entre Cuba y Estados Unidos para ese pago de la indemnización, y ya, el 23 de diciembre de 1962, comenzaron a llegar los primeros envíos de mercancías que ellos pagan como indemnización.
Entonces son cosas que también impresionan, ¿no? Porque lo primero que llegó fue un avión. ¿Por dónde? Por la base de San Antonio. Sí, por esa misma que el 15 de abril de 1961 ellos habían bombardeado. Ahí llegó el primer avión cargado de mercancías, y empezaron a llegar aviones cargados de mercancías y a descargarse.
Y hay un momento en que Fidel, que está viendo la descarga — a pesar de que estaba previsto que al día siguiente comenzaría la salida de los mercenarios— dice: “Yo no tengo ningún inconveniente en que los prisioneros se puedan ir en estos aviones, para que los aviones no regresen vacíos.” Y a partir de ese momento, ahí mismo empezaron a buscar a los prisioneros y a montarlos en los aviones. En cada avión iban 127 prisioneros. Los vuelos iban y venían, fue el puente aéreo que se estableció dicen que con media hora de diferencia entre lo que venía un avión y salía el otro. Así empezaron a llegar los prisioneros a Estados Unidos. Pero también ese día 23 de diciembre llegó al puerto de La Habana el African Pilot, que era un barco grande, importante, dicen que el barco ese traía como 10 millones de dólares en mercancías como parte del pago de la indemnización. Fidel estuvo en el barco, subió a la nave, se reunió con la gente, conversó con la gente, y comienza a ser descargado esa cantidad tan grande de productos.
En la base aérea de San Antonio, desde donde estaban saliendo los prisioneros, Fidel permite —como un gesto humanitario— que los familiares y las mujeres vayan a despedirse de los prisioneros, y sorprende a todos cuando les dice: “Ahí está el African Pilot que está ya descargando; yo no tengo ningún inconveniente en que todos los familiares que quieran irse en ese barco, se vayan. Ustedes pueden tener problemas con visas cuando lleguen a Estados Unidos, pero por nosotros tienen la autorización…” Y de “regalo” en el African Pilot se fueron 1 015 familiares de los prisioneros —esa fue la “ñapa”, como dicen en mi tierra—. Todos los que quisieron, pudieron irse.
A partir de ese día comenzó todo el proceso del pago de la indemnización, que estaba previsto hacerlo en tres meses. Hubo sus momentos buenos, hubo sus momentos con dificultades, pero de todas maneras fue fluyendo.
No les había dicho que sumaban 62 millones 300 mil dólares lo que valía el pago de todos los prisioneros. Al final ellos pagaron cerca de 53 millones de dólares, porque hubo problemas con algunas cosas que no se resolvieron.
ELIER RAMÍREZ. Faltaron casi diez millones.
ACELA CANER. Sí, faltaron casi diez millones. Además de que se trajeron cosas que realmente no se había previsto que vinieran, por ejemplo productos como cosméticos, que nunca se pidieron, y otras cosas que no eran objetos de nuestro interés.
EUGENIO SUÁREZ. Como las vacunas antipolio, que ya habíamos eliminadola poliomelitis aquí, pero eso se lo quitamos en el propio barco.
ACELA CANER. Entonces sí hubo cosas que fueron realmente errores de la Cruz Roja norteamericana, porque sí con seriedad Donovan hasta el último momento estuvo tratando de que eso se cumpliera. O sea, Donovan resultó una persona que realmente fue muy seria, muy legal.
Y antes de terminar, una cosa que tiene que ver con esto de la indemnización. Donovan también fue la persona a quien la CIA le dio del traje de buzo envenenado para matar a Fidel. Siempre hemos oído la historia del traje de buzo contaminado con el bacilo de la tuberculosis, hongos y otras enfermedades que la CIA que había sido preparado para provocar la muerte de Fidel. Pues bien, la persona a la que la CIA le encargó la entrega de ese traje fue a James Donovan.
La cuestión es que como Donovan y Fidel habían hecho una buena relación — porque Donovan tenía un hijo más o menos de la edad de Fidelito y hasta ellos el alguna ocasión fueron a pescar juntos— parece que en una conversación se habló del traje de buceo y la CIA preparó un traje de neopreno contaminado con un hongo que lacera la piel, y un dispositivo para respirar bajo el agua contaminado con tuberculosis para que Donovan lo entregase a Fidel. Imagínense, a James Donovan… Esa historia de que la CIA le dio el traje de neopreno a Donovan se develó en el Congreso de Estados Unidos como resultado de una investigación. En el libro Cien Horas con Fidel, el Comandante en Jefe le contó a Ramonet de ese caso, y como le había sorprendido, porque Donovan era la persona que estaba mediando la indemnización y a él le habían dado ese traje. .
Años después, entre las reflexiones del Comandante, tuvimos el gusto de leer una que se llama El Candidato Republicano, y en esa, Fidel vuelve a referirse a Donovan. ¿Por qué? Porque acababa de leer un libro hecho por el hijo de James Donovan y por Pablo Pérez Cisneros, quien trabajó en el Comité de Familiares, en el que contaban que, cuando a Donovan le fueron a dar un traje de buceo envenenado a este se le puso la carne de gallina. Imagínense: él no era un asesino y estaba de mediador ¿Cómo era posible que la CIA le entregara ese un traje mortal? ¿Qué hubiera sucedido si por ello muere Fidel? Se acabaría la mediación, se romperían las negociaciones y, sobre todo, él no era un asesino. Donovan era una persona legal. Entonces, precisamente Pérez Cisneros cuenta en el libro que Donovan le encargó a él la compra de un traje de neopreno y que él se lo compró. Pérez Cisneros no sabía para quién era el traje, pero era para el Comandante en Jefe, porque Donovan le trajo un traje de buzo al Comandante: pero un traje sin contaminar.
Es bueno leerse esa reflexión, al igual que todas las reflexiones de nuestro Comandante. Las reflexiones de Fidel una se las lee cuando salen, pero después, cuando pasa el tiempo, mientras más las lee más les encuentra. En esa reflexión realmente Fidel dice que agradece haber sabido esto por el afecto que le tenía a Donovan, y además porque todo lo que dicen el hijo de Donovan y el hijo de Berta Barreto de las Heras en ese libro, nada se contradice con lo que él recuerda de esa época.
Entonces realmente hubo un eficiente trabajo organizativo para el pago de la indemnización, fueron 53 millones de dólares de indemnización en productos.
Pero nosotros insistimos siempre en que no debe hablarse de “un canje”, y que no debe decirse que “los mercenarios fueron cambiados por compotas”. Los alimentos para niños estuvieron entre los productos que formaron parte del pago de la indemnización y la jocosidad de los cubanos, el menosprecio a los mercenarios, el modo de reírse de ellos fue bromear diciendo que “los cambiamos por compotas”. Aunque al final, esa expresión jocosa le resta connotación histórica a ese histórico hecho. La verdadera connotación de la Indemnización se pierde.
Señores, no es lo mismo “cambiarlos por compotas” que “pagar una Indemnización”: LA PRIMERA INDEMNIZACIÓN DE GUERRA PAGADA ESTADOS UNIDOS. Y como decía Fidel, realmente la pagaron porque tuvieron que reconocer que ellos habían sido derrotados en Playa Girón y que nosotros éramos los vencedores.
EUGENIO SUÁREZ. Nosotros hemos estado buscando si en alguna otra oportunidad el gobierno de Estados Unidos ha tenido que pagar alguna indemnización y no la hemos encontrado todavía, de todas sus invasiones no han pagado nada todavía.
Hay una cuestión curiosa, hablando de las mercancías que enviaban, en las latas de manteca ellos les pusieron: “ESTO ES UN REGALO DEL PUEBLO NORTEAMERICANO AL PUEBLO DE CUBA”. ¿Qué hicimos nosotros? Un cartel, y se le puso a cada lata de manteca, ese cartel, en letras rojas: “ESTA MANTECA CONSTITUYE PARTE DEL PAGO DE INDEMNIZACIÓN POR LA INVASIÓN DE PLAYA GIRÓN”.
Y creo que, para concluir, podemos recordar las palabras que le dijo Fidel a Ignacio Ramonet en Cien Horas con Fidel: “Lo que nosotros queríamos era buscar una solución que fuera aceptada por nuestra propia población y mandarlos para allá. ¿Qué hacíamos nosotros con 1 200 ‘héroes’ presos? Era mejor 1 200 ‘héroes’ allá”. Y más adelante Fidel argumentó: “Lo que nosotros queríamos era el pago de una indemnización no por necesidad de dinero, sino porque era un reconocimiento del gobierno de Estados Unidos de la victoria revolucionaria. Se trataba más bien de un castigo moral.”
O sea, que la indemnización fue un castigo moral al gobierno de Estados Unidos. Y por eso es la segunda victoria de Girón, el pago de la indemnización, porque incluso ellos trataron de decir siempre que se trataba de un canje. Y Fidel, el 2 de enero de 1963, decía: “El hecho es que tuvieron que aceptar el pago de la indemnización y que por primera vez en su historia el imperialismo paga una indemnización de guerra.”
¿Y por qué la pagó? Porque fue derrotado, porque en Playa Girón los imperialistas sufrieron su primera gran derrota en América Latina. Por eso fue que la pagaron realmente.
Y esa es la importancia que tiene tratar de no seguir diciendo que es un canje, porque en realidad fue una Indemnización y la connotación de este hecho es mucho mayor, ¡mucho mayor! (APLAUSOS)