Elier Ramírez Cañedo
El dolor es muy grande, pues fue mucho el amor y el sacrificio que entregó no solo a los cubanos, sino a toda la humanidad. Tuvimos la suerte que, a pesar de exponer constantemente su vida, hubiera sobrevivido 90 años. Nos sentimos sus hijos y somos millones los que hoy sufrimos la pérdida de un padre, de un ser querido muy especial. Pero el dolor es a la vez un dolor consciente de que solo se nos fue su ser físico, pues ahí están sus ideas más vivas que nunca, su ejemplo y toda una obra de lucha por las causas más nobles de los oprimidos de este planeta. Fue y será por siempre uno de los más grandes humanistas de la historia, que entre tantas cosas nos devolvió el orgullo de ser cubanos. Fidel hace mucho que es inmortal, pues los revolucionarios, en especial los cubanos, llevamos con nosotros su espíritu y sus ideas. Nuestro mejor homenaje será seguir su senda hasta las últimas consecuencias. Gracias Fidel, una vez más. Seguiras dando batallas y obteniendo victorias en este mundo. ¡Hasta la victoria siempre¡