(Prólogo al libro Cuba Va. Diálogo de Generaciones, de la editorial Abril)
Yusuam Palacios Ortega
Invitación al diálogo, al estilo de Martí y Fidel, como eternos maestros ambulantes. Conversador de esencias, salvaguarda de lo bello, vigía de la obra hermosa que tenemos que defender; así se inscribe en ese grupo selecto, quien me ha dado el honor de escribir estas líneas como prólogo a un libro que habla del amor, de la vida, de la historia, del ser joven, de cómo somos los seres humanos y cómo hemos de enfrentar los tiempos que están por venir. Recuerdo en este instante cuando conversé por vez primera con él, en la antigua Sala de Historia de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, en la inauguración del Seminario Juvenil de Estudios Martianos de la facultad, al que gustosamente asistió para compartir con los jóvenes estudiantes de Derecho, un tema medular en la hora actual de Cuba: la ética y la juridicidad en la tradición de lucha del pueblo cubano. Después de escucharle con mucha atención comprendí que estaba delante de un hombre, que más allá de su historia extraordinaria de lucha y servicio a la Patria y la Revolución; despierta una intensa motivación, devenida fuerza natural; a crear, a fundar, a construir.
De inmediato mi vida se conectó a sus ideas, a su pensamiento original; provisto de una culta forma de hacer política, ciencia, arte; y fue así como se inició un diálogo permanente, movido por el legado del Apóstol José Martí y el ejemplo vivo del Comandante en Jefe Fidel Castro; con este hombre Maestro de Juventudes, digno hijo de su patria, anciano venerable al que hay que visitar todos los días y beber de la fuente imperecedera que es en sí misma su vida. Diálogo permanente con ese hablador por excelencia que es Armando Hart Dávalos.
Es un torrente que no se detiene un segundo, su sentido del tiempo lo acerca tanto a Martí y a Fidel, que absorbe con sus ideas,pues llegas a sentirlas tuyas y las defiendes porque crees en ellas. Es Hart un sabio de su tiempo, y no hay satisfacción mayor que dialogar con él, a través de sus textos, discursos históricos, entrevistas; en síntesis su obra toda llena de espiritualidad, puesto que es Hart un hombre armónico, con una impresionante vocación de justicia y eticidad inherentes a su personalidad, con la radicalidad propia de los revolucionarios verdaderos; los que no son extremistas sino que van a la raíz de los problemas para poder solucionarlos; con la capacidad que tienen los grandes hombres para ver más allá de los montes y confiar, desde la lealtad reflexiva, en la fuerza innata y transformadora de la juventud.
Creer en los jóvenes ha sido para Hart acicate de la continuidad de la obra revolucionaria; por eso necesita, es vital para su vida, sentirse joven, de la manera que puede y es mejor serlo; de espíritu, conciencia y pensamiento. ¿Y cómo lo logra?, ¿qué método utiliza para mantener la necesaria conexión con los jóvenes?, y cuando decimos con los jóvenes lo hacemos desde una perspectiva biológica, aunque es preferible decir con las nuevas generaciones. Una certera invitación al Diálogo de Generaciones; como proyecto esencial para la garantía de la unidad revolucionaria, para no olvidar nuestra historia, entender el momento en que vivimos, y estar sencillamente al nivel del tiempo histórico; colocan a Hart en el epicentro de una batalla, junto a otros grandes e ilustres, por la salvación de la condición humana en tiempos de crisis humanística. Nos recuerda al Che en su magistral planteo de que la arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud; y a Fidel con la idea previsora de que si los jóvenes fallan todo fallará. Una apuesta a la juventud que nos hace reflexionar en cómo, desde su magisterio y ejemplo, es capaz Hart de convencer, enamorar con su pasión por Cuba y cosmovisión integradora de la obra humana que nos ha antecedido.
Es fiel a la proclama de aquellos poetas y cantores cuando a tres voces dejaron inmortalizada la frase Cuba Va. De ahí su llamado decidido al Diálogode Generaciones, garante de que ciertamente nuestra Cuba camina, sigue adelante con pasos revolucionarios, va en marcha indetenible y, cual convicción fidelista, vencerá. Un diálogo entre quienes vivieron muy intensamente el siglo XX y los que vivimos, junto a ellos, el convulso siglo XXI; desde el ejercicio del criterio como fundamento de la crítica según la perspectiva martiana. Este diálogo…ha de ser sistemático y permanente, con un alcance nacional, que llegue a todo el país. Nos propone Hart, de manera reiterada, a emprender el camino del diálogo entre generaciones con importantes desafíos filosóficos para los jóvenes; los que enuncia en su artículo Modernidades contradictorias, de la compilación De América soy hijo; desafíos que van desde los análisis de dichas modernidades: la europea y la de nuestra América; los grandes cambios de carácter revolucionario atendiendo a la relación entre los movimientos sociales y culturales; la cultura y la justicia como primera categoría de aquella; la naturaleza del amor como valor material de la razón y la acción; hasta las enseñanzas filosóficas del curso histórico que condujo al triunfo de la Revolución Cubana.[1]
Ha devenido el Diálogo de Generacionesespacio al que Hart asiste con sistematicidad, el que ha promovido durante años como uno de los presupuestosprácticos del postulado unir para vencercomo clave de la política martiana frente al divide y vencerás de quienes intentan socavar la Revolución; proyecto destinado a los jóvenes, impulsado por jóvenes cuyos desafíos en este siglo son de tal magnitud, que sin un ejercicio crítico del pensar y modos de hacer adecuados a la realidad que se vive, sería muy difícil vencer. La fe en la victoria inculcada por paradigmas como el Che y Fidel hacen posible salir todos los días, con la práctica del diálogo entre las distintas generaciones, a conquistar toda la justicia, a empujar – con el aliento del poeta – el país desvelo de nuestras esperanzas y escenario fundamental de nuestra lucha revolucionaria.
Dialogar con Armando Hart es una suerte de misterio, que, como Cuba, provoca constantemente el pensamiento y obliga a sumergirte en el fondo del mar que abarca per se su cultura. Hart le habla a la juventud desde su experiencia, va con los jóvenes de la mano por la novela de su vida (léanse con especial interés las cartas cruzadas con su hija Celia), y el transcurrir del tiempo es testigo de cuánto se aprende con su originalidad intelectual, que no es otra que la organicidad y coherencia de sus ideas, el ligamen del conocimiento del que es portador y la acción heroica de quien arriesga su vida por la defensa de un ideal o una gran verdad. Recuerdo cuando a mis manos llegó, hace ya unos cuantos años, un libro que invitaba al diálogo; este era con el Che; y en sus páginas primeras un prefacio asomaba.
Lo había escrito Hart; y nos introducía la conversación con el Che de una manera muy actual: “Es cierto que el Che hablaría hoy a los jóvenes en condiciones bien diferentes a las de hace más de tres décadas. Sin embargo, resulta sumamente estimulante constatar, al repasar estos textos, la valiosísima actualidad e interés que mantienen, lo cual lo confirma como un hombre de estos tiempos.”[2] Armando Hart Dávalos es también un hombre de estos tiempos; y lo confirman sus textos, su prédica martiana y fidelista, su condición revolucionaria autóctona y a la vez universal, su vida dada al sacrificio, su diálogo fructífero con los jóvenes.
Hay temas con los que hoy guarda Hart especial complicidad, así nos lo hace saber en constante actividad propositiva en disímiles espacios de trabajo y creación: la paz en América Latina y el Caribe; la lucha por el bien de la humanidad; la cultura de hacer política desde las claves martianas y fidelistas; la visión del Apóstol sobre Estados Unidos, un análisis a la luz del siglo XXI – de ahí la reciente creación, como parte de su obra, del Grupo Interdisciplinario que aborda y estudia este tema -; la defensa de la cultura y la dignidad humana en esta batalla de pensamiento que libramos; el papel de los jóvenes en la defensa de nuestra identidad; la ética y la moral como pivotes imprescindibles en la continuidad de la obra revolucionaria y la construcción del socialismo.
Precisamente comparte Hart con los jóvenes unas ideas reflexivas de lo que ha llamado reto intelectual de las nuevas generaciones: “La exaltación del sentimiento heroico y de lo ético en la política y la historia quedó grabada para siempre en la mente de las nuevas generaciones con las enseñanzas y el ejemplo del sacrificio del combatiente de la selva boliviana. Y como era la moral lo que faltó en la política que terminó imponiéndose en los procesos revolucionarios, se ha confirmado dramáticamente aquella convicción del Che: sin moral no hay revolución. También postuló con elocuencia, profundidad y rigor la necesidad de un hombre nuevo en el siglo XXI. La vida ha obligado a formarlo dentro de esta misma centuria – se refiere al siglo XX – Reconocer el enorme papel de la cultura y de la ética en la historia de las civilizaciones y extraer de ello las debidas consecuencias prácticas es el mensaje más importante dirigido a los jóvenes por el Comandante Ernesto Che Guevara. Esto tiene su historia. La civilización nunca hizo un análisis con la profundidad debida, desde el plano científico, del papel de la ética y de la vida espiritual en el curso de la historia. Es el reto intelectual más importante que el siglo XX deja a los jóvenes.”[3]
Leer este libro es, y deberá serlo en lo común de la naturaleza humana – desde lo bello del ser -, estimulante, lo bello siempre lo es. Inspira Hart a un acto sumamente humano y siempre necesario: fundar. Como él, un inspirador de todos los tiempos, un despertador de conciencias y un sembrador de ideas, invocando a Samuel Feijoo, nos dice: “Fundar es nuestra tarea, pero fundar desde y para la Belleza. Y andamos por la tierra desde la obra y debe serlo, porque no podrás ser olvidado ya que lo ennobleces todo con solo mencionarte; hacerlo debiese tener, y acaso tiene, así lo hago, sabor de invocación. Y fundar, fundar, fundar el amor al saber, al ser verdadero, ser desde lo más humano, y hacerlo para y entre los jóvenes (…) Fundar, fundar, fundar en las conciencias, en la conciencia joven, una a una, fundar-sembrar desde el saber si es aquel que ya integrado en la eticidad puede atreverse a proclamar y entonces se sabrá otra vez escuchado, que la mano que otra, todas las manos estrecha, es la que se propone la Belleza en y desde el socialismo.”[4] Invocando entonces a Alfredo Guevara, hago mías sus palabras para, como hizo él con Feijoo; hacer, desde lo más humano, con un fundador-sembrador: Armando Hart Dávalos.
[1]Hart Dávalos, Armando. Modernidades contradictorias, en De América soy hijo. Compilación de artículos y de discursos. Editorial Fundación Global Democracia y Desarrollo; y Cátedra Juan Bosch Universidad de La Habana. Santo Domingo, 2010, p.198.
[2]Hart Dávalos, Armando. Prefacio al libro Che Guevara habla a la juventud. Casa Editora Abril, La Habana, 2001, p.9.
[3]Ibídem, p.10.
[4]Guevara, Alfredo: Fundar es nuestra tarea (palabras en Universidad Central de Las Villas 20 de octubre de 2010); en Dialogar, dialogar (Escuchar, enseñar, afirmar, aprender). Ediciones Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana, 2013, p.217.
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