(Palabras de presentación del libro El Che y las relaciones E.E.UU-Cuba en los años 60, Ocean Sur, 2017)
Fabio Fernández Batista
Los esfuerzos que en pos de la normalización de relaciones emprendieron los gobiernos de Cuba y Estados Unidos en años recientes activaron, dentro del campo académico, las indagaciones en torno a los vínculos cubano-norteamericanos tras el triunfo revolucionario de 1959. Estudiosos de ambos lados del Estrecho de la Florida se dieron a la tarea de analizar distintos episodios que resultan expresión de los intentos de las dos naciones por encontrar espacios de convergencia dentro de un escenario de profunda conflictividad.
El doctor Elier Ramírez ha sido uno de los protagonistas de la aventura intelectual descrita. En los últimos años, su obra académica se ha centrado en examen de pasajes poco conocidos de los nexos Cuba-Estados Unidos durante el período revolucionario. Esta indagación ha tenido como base una ardua labor de archivo, que ha permitido identificar las piezas de un rompecabezas en extremo complejo.
Debe subrayarse que la labor de Elier avanza a contracorriente de los criterios políticos que intentan presentar a Fidel y a otra figuras del liderazgo cubano como el histórico obstáculo para el mejoramiento de las relaciones con la gran potencia vecina. El doctor Ramírez Cañedo, de conjunto con otros estudiosos como el profesor Esteban Morales, ha demostrado la falsedad de esta tesis, al exponer los múltiples esfuerzos que capitaneó el líder de la Revolución para modelar un clima de interacción constructiva con Estados Unidos, siempre sin renunciar a los principios consustancialmente ligados al nacionalismo radical cubano.
El volumen que hoy nos ocupa examina la inserción del comandante Ernesto Guevara dentro de los esfuerzos que en pos de la concertación de un modus vivendi con Estados Uniddos impulsó el gobierno revolucionario en los tempranos 60. Emerge ante el lector la estatura del Che como hábil diplomático, capaz de combinar armónicamente el pragmatismo político y la defensa irrestricta de los valores que definen la práctica de la Revolución Cubana. Elier, a través de su ensayo introductorio y los documentos que compila, nos propone un paseo por el interior de la tramoya, esa zona de tanta vida que escapa a la vista del espectador. Ante nuestros ojos se alza como valedero elaserto martiano de que, en política, buena parte de lo real es lo que no se ve.
La documentación que autor pone a nuestra disposición demuestra también el carácter agresivo que frente al proceso revolucionario cubano ha tenido siempre la proyección de los gobiernos de Estados Unidos, incluso en los momentos donde ha apostado por el despliegue del llamado poder inteligente. Mientras Cuba buscaba con sinceridad un entendimiento posible dentro de los marcos del respeto a la soberanía nacional, los decisores de política exterior norteamericanos insertos en las negociaciones con la Isla nunca renunciaron al objetivo de subvertir el ordenamiento político que el pueblo cubano se había dado.
En su inmersión en la historia del back channel de los 60,Elier pone sobre el tapete experiencias que, en más un sentido, permiten trazar analogías con prácticas que hace muy poco volvió a ensayar el imperialismo con nuestro país. No olvidar a ese ilustre visitante que, con una sonrisa, nos expuso por lo claro y amablemente su plan para destruir nuestro proyecto social. El volumen que hoy se presenta valida la pertinencia del diálogo, pero también la necesidad de evitar a toda costa la ingenuidad.
Como valor del libro debe subrayarse también el prólogo de la doctora María del Carmen Ariet, sin duda una de las mayores especialistas en torno al pensamiento y la praxis política del Che Guevara. Sus palabras, las consideraciones de Elier y la compilación documental conforman un conjunto armónico que no dejará indiferente al lector. Asimismo, vale subrayar la factura del libro como objeto, algo a lo que nos tiene acostumbrado el rigor editorial de Ocean Sur.
En fin, presentamos hoy un texto importante que se suma a la creciente reflexión que desde Cuba se va construyendo sobre proceso político iniciado en 1959. El doctor Elier Ramírez nos confirma su posición de vanguardia dentro del grupo de investigadores que, desde el trabajo riguroso y concienzudo, sacan de las brumas pasajes imprescindibles de nuestro pasado reciente. Al mismo tiempo, se corrobora -una vez más- que la historia tiene mucho que aportar en las batallas de la contemporaneidad.