60 años del Discurso pronunciado por el Comandante Camilo Cienfuegos, en el Regimiento Agramonte, ciudad de Camagüey, con motivo de la traición de Hubert Matos, el día 21 de octubre de 1959.

Compañeros del Ejército Rebelde:

Esta tarde, este día de hoy, ha resultado doloroso y triste para todos nosotros.  Este día la revolución ha tenido que saltar por encima de un obstáculo más.  Esta tarde, no podíamos menos que recordar los días difíciles de la guerra, a esa guerra, a la cual marchamos todos para ver una Patria libre, para ver la Patria nueva y para ver la Patria grande que soñó Martí.  Esa Patria, por la cual los sacrificios fueron muchos.  Esa Patria por la cual a diario seguimos haciendo sacrificios y por esa Patria que un día juramos libertad o muerte.  Por esa Patria, sabemos que en el corazón de cada digno cubano, que viste el uniforme verde olivo de la revolución, están aún las palabras de libertad o muerte.

Hoy tuvimos que llegar hasta este campamento, no con la sonrisa en los labios, ni con el abrazo fraterno que siempre dispensaremos a los compañeros de este ejército.

Hoy, un dolor profundo, un dolor amargo, nos hizo llegar aquí con una seriedad poco acostumbrada en nosotros.  Hace muchos días, hace meses, sabíamos que había un compañero que no era fiel a la revolución.  Un compañero que no era fiel a la Patria, un compañero que no era fiel al Ejército Rebelde.  Ustedes oyeron esta tarde las palabras de Fidel Castro, palabras puras y honradas, que ningún cubano puede discutir.  Sabíamos cuando Pedro Luis traicionó a la revolución, que entre sus íntimos contaba, desgraciadamente, con Hubert Matos.  En aquella oportunidad, silenciamos ese contubernio porque pensamos que Hubert Matos equivocado en esa ruta, rectificaría.  Pensamos que rectificaría cuando viera ese pueblo de Cuba, que en manifestaciones inmensas, a todo lo largo de la República, salió a la calle para manifestar su apoyo a la revolución y para manifestar su desprecio a los traidores.  Después vino el caso del que fuera presidente…Urrutia.  Hay una carta y mañana todos ustedes la verán por televisión, que son las pruebas irrefutables, irrebatibles, del contubernio que existía entre Pedro Luis, Urrutia y Hubert Matos.  Es triste ver como hombres que se enfrentaron abierta y valientemente a la muerte, en numerosas casos, ahora, en este momento histórico de la Patria, que estamos todos  llamados a estar más unidos de lo que estábamos en la Sierra Maestra, haya hombres que flaquean, hayan hombres débiles, hayan hombres cobardes, hayan hombres ambiciosos que olvidando los destinos de la Paria, que olvidando los sagrados deberes para con la Patria, se entreguen en brazos de las malas causas.

El compañero Hubert Matos, se había entregado a una mala causa.  Y lo sentimos doblemente, porque junto a él, engañados, llevó a un grupo de valiosísimos, honrados, honestos y valientes compañeros que no conocían, que no sabían de la actitud indigna de Hubert Matos. Hay hombres que fueron valientes en la guerra y que hoy flaquean y que hoy tienen miedo a los enemigos poderosos de nuestra Patria.  Y es bueno hablar aquí claramente, para que se nos entienda, y podernos entender, y para que la revolución no afronte más nunca estos problemas difíciles.  Eso nace en la ambición y nace en la cobardía, porque ahí está la carta escrita en que Hubert Matos conmina a Fidel Castro para que diga hasta dónde va a llegar la Revolución Cubana.  No es necesario decir aquí hasta dónde va a llevar Fidel Castro la Revolución Cubana.

Esa Revolución irá hasta sus límites finales.   Esa Revolución irá hasta la meta trazada.  Esa Revolución, como en los días de la guerra, tiene sólo dos caminos: ¡Vencer o Morir!  Y sabemos que hay decenas, cientos de compañeros en el Ejército Rebelde que saben que esta Revolución es cubanísima, que esta Revolución es honrada, que esta Revolución es justa y que está haciendo, no para privilegios de unos cuantos, no para amparar intereses, no para defender a los latifundistas, a los hacendados que por siempre escarnecieron, que por siempre abusaron, que por siempre atropellaron al pueblo de Cuba y principalmente a los campesinos cubanos.

Esta Revolución, esta obra es más difícil, mucho más difícil que la guerra libertadora que terminó el 31 de diciembre.  Se equivocan los compañeros que creen que los sacrificios, los trabajos y las dificultades terminaron el Primero de Enero.  Las dificultades, los verdaderos sacrificios y los trabajos más intensos empezaron el Primero de Enero de 1959. 

Es por eso que es necesario que si en algunos lugares de la Revolución haya verdadera unidad, haya verdadera comprensión de lo que significa la Revolución Cubana, sean los hombres que visten orgullosamente el uniforme verde olivo.  Porque es bueno que todos los compañeros sepan que esta revolución no se detendrá ante nada, ni se detendrá ante nadie.  Hasta dónde vamos, se nos pregunta, y nosotros decimos que nosotros vamos con esta Revolución hasta el final.  Vamos a realizar una verdadera justicia social, vamos a sacar a los campesinos y a los obreros de la miseria en que los tienen sumidos los intereses que mueven las cuerdas de la contrarrevolución.  La Revolución Cubana no se detendrá nunca ante nada.  Si tenemos que llegar a la luna, con un cohete nuestro, a la luna llegará la Revolución Cubana con un cohete también.

Es por eso que nos asombra y lo decimos aquí frente a ustedes, la actitud de algunos compañeros que en el día de ayer presentaron sus renuncias pidiendo su licenciamiento del Ejército Rebelde.  ¿Por qué se hizo eso?  Es que los hombres seguimos aquí a un grupo determinado, o es que el Ejército Rebelde sigue aquí la causa justa, la causa honrada, la causa de la Revolución Cubana.  Cubana como las palmas, cubana única y exclusivamente, que no se entregará a nada ni a nadie, porque esta tierra que nosotros libertamos, esta tierra que guarda a 20 000 jóvenes cubanos que se enfrentaron a la dictadura, no podrán hollarla de nuevo, ni Batista, ni Trujillo, ni ningún ejército que intente apoderarse de ella.  Esta Revolución, esta Patria, tenemos que defenderla como la defendimos hasta el 31 de diciembre.  Que los compañeros que le temen a la contrarrevolución, que le temen a esos aviones, que ya de nuevo nos están lanzando bombas, esos que le temen a la campaña publicitaria de los enemigos de la Revolución, que deserten, que se licencien, pero los hombres que aspiran a ver esta Patria entre los primeros países del mundo, que se pongan de pié y digan:  ¡Presente con la Revolución!  (Júbilo indescriptible… cientos de soldados y público que llenan totalmente el teatro, aplauden y se ponen de pié)    

Me emociona ver esta tropa en pié de guerra.   Me emociona ver esta tropa y ahora también recuerdo los días en que éramos un grupo pequeño de hombres enfrentándonos a la dictadura, a los aviones y a los miles de soldados.  En aquel entonces sabíamos que con la voluntad firme, con la decisión, con la mirada siempre puesta en la estrella solitaria de nuestra bandera, Cuba sería libre.

Hoy viendo esta tropa de pié, apoyando al Gobierno Revolucionario, apoyando a Fidel Castro, líder único de esta Revolución, por su sacrificio, por su desinterés, y por su amor único y exclusivo a la Patria Cubana, afirmamos que no pueden surgir traidores, que no pueden surgir mercenarios, porque junto a nosotros hay hombres dignos, hay cubanos que aman a su Patria, que no se dejan llevar por mentiras y propagandas, que no siguen a grupos determinados, sino que siguen solamente con la mirada puesta en la bandera cubana, el porvenir que está llamado a ocupar entre los primeros países, repito, del mundo, esta tierra cubanísima.  Y ese país, esta pequeña isla estará muy pronto en ese lugar prominente.  Y estará, no porque nos ayude nadie, no porque nos presten favores, porque no nos lo van a prestar y no los necesitamos. 

Con las manos que subíamos las lomas, agarrados a los troncos, con las manos firmes que empuñaron los fusiles de la libertad, labraremos el futuro de nuestra Patria, porque ahora se está viendo desinterés de todos los cubanos, porque ahora los trabajadores están dando un por ciento de sus sueldos, de sus escasos salarios, para la industrialización del país.  Porque están los niños recogiendo centavos.  Porque están los maestros trabajando por menos de la mitad del sueldo.  Porque hay un Ejército Rebelde que le ha dicho a los campesinos cubanos que nosotros vamos a trabajar para hacerles casas, que les vamos a hacer caminos y que vamos a cooperar, nosotros, los hombres que llevamos en nuestra alma, en nuestro corazón, en nuestro cerebro, nuestra Patria, trabajaremos por Cuba.  A ella nos debemos y por ella moriremos, cuando el momento lo reclame.

Era necesario que me reuniera aquí con ustedes para pedirles de todo corazón que aquellos que se sientan identificados con la Revolución, no tengan una actitud que no sea la de entender con verdadero espíritu de justicia, lo que se ha hecho esta tarde aquí.  Que los compañeros, no quieren renunciar siguiendo a Hubert ni siguiendo a nadie.  Porque el deber de nosotros, el deber de los soldados rebeldes, es seguir a la Patria, es seguir a la Revolución, es seguir y es morir por esa Revolución.  Que no vengan los compañeros a sentirse afectados, porque quien fue su jefe atraviesa una situación difícil.   Muchos de esos compañeros vendrán de nuevo con la frente en alto, porque estamos como ustedes convencidos que son sinceros, que son cubanos dignos y cubanos patriotas que aman como nosotros a nuestra tierra. 

Yo particularmente puedo decir aquí como se lo dije a él, que Hubert Matos en ningún momento me fue a ver para plantearme problemas interiores de este mando.  Como Jefe del Ejército me hizo una sola visita y nunca me planteó problemas de ningún tipo.  Sin embargo, iba a ver a Urrutia, se reunía con Díaz Lanz, y llegó incluso, donde el comandante Juan Almeida, a donde el comandante Calixto García para hacerles proposiciones indecorosas, para que se unieran a él, para en un futuro inmediato emplazar a Fidel, para que definiera el humanismo y definiera lo qué es la Revolución y hasta dónde va.  Nosotros vamos a definir en este momento lo que es humanismo.  Humanismo es la Reforma Agraria… Humanismo es el cese de la fuerza… Humanismo es 10 000 maestros dando clases… Humanismo es los soldados rebeldes trabajando por la Patria… Humanismo es  las viviendas campesinas… Humanismo es el sentido patriótico que hoy, gracias a esta Revolución, ha nacido el Primero de Enero en el corazón de cada cubano… ¡Eso es la doctrina revolucionaria! (Aplausos).

Y si en la guerra se hicieron los más puros sacrificios, yo les pido a ustedes, como cuando nos lanzamos a la ofensiva, que se sigan haciendo sacrificios.  Si antes nos guió el brazo invencible de Maceo, hoy nos guía el pensamiento cubano de José Martí… ¡Por Cuba!… ¡Por Cuba libre!  ¡El Ejército Rebelde…Adelante!… (Ovación y grandes aplausos).

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Historiador, investigador, papá de María Fernanda y Alejandra
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